
Una llamada seca, áspera, fría e inquietante paraba el excelente día de playa. De repente, la color de la tez de la receptora de la noticia se tornó en una tonalidad blanquecina que anunciaba que algo no iba demasiado bien. Los que tomábamos el sol mientras charlábamos y/o quitábamos las perlitas a uno de mis nuevos "binikis" (como decía mi Tata), nos quedamos paralizados, mientras intentábamos hilvanar el porqué de tan extraña conversación.
sí, ya, bueno, pero, cómo, qué. cuándo,...
De repente, la conversación se acaba y un hilo de voz retumba en mis oidos al escuchar MI HERMANA ESTÁ INGRESADA. ¡Menuda noticia! De golpe y porrazo recogí mis cosas y el resonar continuo de esa oración copulativa me anudaba el estómago y me quebraba el habla. No escuchaba los motivos de tan aciaga noticia, pues sólo quería ir a ver a mi tía, a mi madrina, a mi confidente, a mi más sincero apoyo, a mi todo, a mi vida.
Que si una hemorragia, que si una infección, que si, que si,... desde entonces, la postraron en el infierno de Bormujos y ahora sólo queda esperar a que pasen unos días para recibir el veredicto. Esperemos que las noticias no vuelvan a empañar la fragilidad de mi estabilidad emocional, tan azotada en los últimos años de mi vida.
2 comentarios:
Hola, he llegado aquí de casualidad y la verdad es que entiendo la angustia por la que estas pasando, a mi me pasa igual en estos momentos. Ten confianza y mucha esperanza y ya veras como todo sale bien.
gracias, carlos. suerte para ti también
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