jueves, 2 de octubre de 2008

Fotografías

Una imagen, difuminada, tenue, olvidada resurge de un fin de cosas viejas. ¡Ya ni sabían que estaban allí! Ahora, sí, ahora me doy cuenta de que hemos cambiado. Ya no tengo el pelo liso (aunque siga siendo negro), ni mis hermanos son tan rubios como antes. Mis padres ya tienen canas y su tez comienza a arrugarse. Resurgen de la nada antiguas fotos de mis abuelos. Parece que si no los ves no los echas tanto de menos. Pero regresan. Pero no puedes ni hablar con ellos ni mirarlos embobados mientras contaban historias. Mis primos ya no resemblan la cara inocente de un angelito. Son sus hijos los que han tomado el testigo. Ahora somos nosotros los que emprendemos nuestro viaje y somos los que, en breve, seremos mirados con idolatría. En breve serán nuestros hijos los que piensen que somos invencibles y que lo podemos todos. ¿Estaremos preparados? ¡Como me gustaría quedarme atrapada en mis recuerdos!