jueves, 23 de octubre de 2008

La rentrée





Todo seguía en su sitio. París me aguardaba como antes, llena de luz, de colores y aromas otoñales, de agua y de un acento francés que mis oídos tenían la necesidad de volver a percibir. Sus calles, sus anchas avenidas me susurraban al oído al compás de mis pisadas. Mis ojos, siempre espectantes, dibujaban el contorno de tal insigne paisaje. Mi alma, mi mente, mi pasado me hacían explorar aquellos rincones que con tanta ilusión visitaba hace no más de unos meses.

3 comentarios:

La sonrisa de Hiperion dijo...

Veo que vienes con las pilas cargadas. Aysss París, Paris, siempre nos quedará París, la ciudad de las luces... si no fuera porque está llena de parisinos insoportables...
jajajajaja
Saludos

Lia dijo...

bienenida! q recuerdos...tanta belleza, ainsss, París, no puedo mas q suspirar y envidiarte, jooo, jaja!!

un beso enorme!!

Mercedes dijo...

rocío, abandonada te tengo, pero sé que París te da la vida. A ver si reuno fuerzas y te llamo y hablamos. Enséñame a escribir como tú, que estoy buscando inspiración y no los hallo. Besos